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Homosexualidad: Un tema para reflexionar y debatir

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Por el editor

Nuestra sociedad analiza a la homosexualidad de dos formas, primero estereotipando a toda una gran comunidad, y, luego prejuzgando su elección sexual, que se limita al ámbito privado e íntimo.

Usted señor/a, elige con quien compartir su vida. Nadie puede juzgarlo/a, por el marido o la mujer que eligió para compartir su día a día.

¿Cuál es la diferencia con ellos? Comparten experiencias buenas y malas, conviven como usted, pero, por sobre todas las cosas, son seres humanos como cualquier persona.

Cuantas parejas felices con 30 años de casados, soportan silenciosamente esas infidelidades, que existen pero, que implícitamente, quedan en el subconsciente del cerebro humano ¿heterosexual? Lógico lo suyo es infidelidad, lo de los homosexuales es promiscuidad.

A usted: nunca le han preguntado, ¿cómo te pudiste enganchar con “eso”?, por su marido o mujer. O, ¿con “eso”te acostas?

Toda una chabacanería cultural “argentinosa”a la que estamos acostumbrados culturalmente y que tenemos incorporada a través de nuestras formas de ser y que se nos imponen desde nuestros modelos de sociedad perfecta. La que sin duda nos “la creíamos”, pero, que nos hace caer en la realidad cuando cruzamos las fronteras de nuestro país y nos damos cuenta, que no “la sabemos toda”. Ni somos pícaros ni piolas, sino que somos unos tremendos precavidos, juzgantes, y desfachatados a los que nos queda mucho para recorrer. Pero, “shomo los mejore del mundo”y hasta en algún momento “Derechos y Humanos”nos hicieron creer en una década nefasta.

Me pregunto: ¿que diferencia, existe entre un gay y un heterosexual? Y surge una respuesta sencilla, la que usted podrá compartir o no, de acuerdo a su formación y su apertura mental: Un ser humano, que elige a otro del mismo sexo, por elección voluntaria, para compartir vivencias, amor, experiencias de vida y lo mismo que hace usted en una relación heterosexual, haber elegido a alguien para tener relaciones sexuales dentro de su intimidad.

¿Cuál es la diferencia? ¿El género? ¿El ser humano?
Usted, señor o señora, ¿sale por las calles a juzgar a todo el mundo por lo que hace en la intimidad de su hogar? Léase mantener relaciones sexuales. ¿No? ¿Entonces?, que diferencia tiene con los homosexuales, para que deban ser juzgados por la sociedad y vivir discriminados en una relación que se sostiene de dos pilares iguales a los de una relación heterosexual: El amor y el sexo en su vida íntima y personal de cuatro paredes.

¿Y los griegos? ¿No, vivían hombres con hombres? Sí, claro, eran más inteligentes. Pero, eran hombres al fin.

¿Qué hace diferentes a los homosexuales?
La hipocresía de la Iglesia, que los discrimina y los muestra como desviados, cuando hay cientos de curas en el mundo, que cometen las peores vejaciones, como representantes del Señor en la tierra, y aún en situaciones más dolosas porque lo hacen con menores.

¿Sabe usted cuál es el mayor déficit que tiene el Vaticano? El que generan los juicios que tienen que pagar, por los curas abusadores en el mundo que se han acostado con niños o prometiendo puestos de trabajo por un acto se sexo oral, han sido sutilmente derivados a casas de retiros espirituales, que la propia Iglesia se encarga de mantener, que los paga usted, porque a la Religión Católica la mantiene el estado nacional, para quitarlos de la escena pública, cuando cualquier individuo comín sería juzgado y encarcelado.

¿Jesús discriminaba entre, ricos, pobres y prostitutas?
Sí Él, único y poderoso, no lo hacía, porque lo hacen los hombres que predican y han trascripto sus escrituras durante siglos, a gusto y semejanza, acomodando sus discursos y reglas, sin darse cuenta que la sociedad católica se esfuma cada día por falta de “aggiornamiento”, partiendo hacia diversas religiones, que con picardía los acogen en el “nombre de Jesús”, mientras se llenan los bolsillos.

Pero, la Iglesia Católica ¿no preserva la vida? Y prohíbe el uso de preservativo en las relaciones sexuales, cuando el flagelo del VIH mata a miles de personas en el mundo por año, donde mueren hombres, mujeres y niños de primera y de última clase social.

Usted estará pensando que soy un anticristo. Un ateo. No.
Católico Apostólico Romano e hijo de padres cursillistas. Esos que hicieron un cursillo de cristiandad en Gondara. Papá fue el primero de varones y mamá el séptimo de mujeres.

¿Piensa que tengo algo contra los curas? Tampoco. Cuando comencé en el periodismo, a los 18 años en un noticiero local de radio, uno de los primeros columnistas que tuve fue el cura párroco Amírico Aguirre profesor del prestigioso COSAL, si habré ingresado con el auto eclesiástico al Astillero Río Santiago de Ensenada, en las permanencias que hacían los trabajadores para rechazar su privatización a cubrir mi tarea periodistas, camuflado mientras el cura daba su misa acompañando a los trabajadores.

Sin ir más lejos a ese gran obispo de Santa Cruz, Monseñor Juan Carlos Romanón, (el padre Chascos como lo conocíamos en la ciudad) al que enviaron al psiquiatra, por decir que no había libertad de expresión en la provincia sureña. Si habremos compartido años de jugosa amistad, cuando estuvo al frente del Colegio Don Bosco de Ensenada. Aquel que cruzaba en bicicleta a diario por las calles de la ciudad y el mismo, que siendo cura defendía, los mismos derechos de los trabajadores como lo hace ahora en Santa Cruz. El mismo que el 31 de octubre de 2005 al ser elegido obispo le escribí, luego de años de no tener contacto con él, alegrándome de su designación y me contestó con unas sencillas y cálidas palabras: “Dios es tan bueno que cuando creía que estaba seguro y tranquilo me pidió dar un paso más. Lo mucho que aprendí contigo en Televisión Ensenada me está sirviendo, para enfrentar las cámaras. Reza por mí”. Gracias por tu atención.

Si Dios es bueno, ¿por que hombres de la iglesia, demonizan a cierta parte de la sociedad en nombre de Dios?
La integración , se da día a día. Ya es tiempo de hablar las cosas como son. Acá no se debe hablar más de tolerancia a … sino de integración de un ser humano a otro ser humano.

Una sociedad civilizada y seria, no se construye en base a discursos demagógicos y vacíos, donde digo, para la izquierda y hago para la derecha o viceversa.
Una sociedad civilizada crece, con integración: La que da la libertad de la de elección, no sólo a nivel individual, privado, sino consagrada por la Constitución Nacional como base fundamental, para la única forma de gobierno. El voto soberano.

Su derecho termina, donde empieza el del otro. ¿Lo recuerda?
No se asuste. Somos todos seres humanos y ningún ser humano esté libre de que mañana se presente su hijo y le diga: papá, mamá: estoy en pareja con otro hombre u otra mujer…

¿Qué pensaría? ¿Que en la semillita, puso un cromosoma menos? ¿Que la intensidad de la relación sexual en la que usted lo procreó, puso más de su parte su mujer que usted? ¿Que la cigüeña, se equivocó? ¿O que el repollo vino fallado, porque fue mal regado?

¿Qué haría en ese caso. ¿Excluirlo? ¿Decir no es mi hijo? ¿O integrarlo? ¿Qué vale más, el ser humano o la elección sexual?

¿No le parece que es parte de uno de los debates serios que tiene que tener nuestra sociedad?
A mí me parece vergonzoso que los argentinos, tan piolas que nos creemos, en el siglo XXI, tengamos debatir sobre integración social de seres humanos con diferentes elecciones sexuales de cama adentro.

¿No lo pensó?.
Ah!, lo pensó. ¿Pero de la manera tradicional?
Entonces, comencemos a debatir pero, no limitándonos a la sexualidad solamente, sino a los discapacitados, a los jubilados, a los excluidos laborales y sociales, al derecho a abortar que tiene una nena de 14 años violada y, por sobre todo, a como construir un país en serio, pero, sin hipocresías.

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